martes, 26 de noviembre de 2013

ESQUIZOACTIVO.




     Bajo el puente en la noche exiliado y maldito,
sin vergüenza
sin futuro.
     Al mediodía me quemaba al Sol disparando payasos
insultaba desaliñado y despechugado
la líbido cibernética de los sabios de moda,
reía.
     Ahora los árboles son negros
los bichos que adivino escondidos entre los arbustos me dan miedo
¿miedo?
melancólico arrugo la frente
ahora soy el Diablo.



     Cadáveres.
     Cadáveres cadáveres cadáveres cadáveres
de niños con mocos
apestando los paisajes de las flores creciendo salvajes
entre las ratas entre las mantis verdes abrevando en las osamentas,
mas allá, al fondo
lejos
la roca pelada de las montañas que a veces parecen moradas
las mariposas libres policromadas y drogadas
volando alto sobre los Inventores del Ruido Siniestro.
     Los campos de cultivo y el hedor a virgos quemados
muñones humeantes,
lunática fragancia prometiéndole la inmortalidad a mi Rabia.




     He plantado mi tienda canadiense de campaña en los pantanos.
     Me sacudo,
la tierra marrón y la lejanía un mundo luminoso y fascinante
¿donde estoy, quién soy esta vez?
y ésa que mala ostia tiene
bajo mi Sol ésa es una rara serpiente con texturas negras
bajo mi Sol la veo ¿que sucede aquí?
y estoy muerto.



     Esta mañana me emborraché de junglas verdes
y ahora a las cuatro de la tarde fronterizo y con resaca;
no me entero de nada.
     Heme aquí, desciendo de un coche marrón
bajo mi Sol hiel y descaro
bajo mi Sol llegué a un punto cristiano perdido en las inmensas llanuras
y digo cristiano sin asomo de duda
pues hay aquí muchas bonitas iglesias de piedra
y las criaturas nativas y malencaradas
son misteriosamente amenazantemente repugnantes.
     Bajo mi Sol la veo
observo
(me entretengo con el nudo de la soga al cuello)
¡joder!
supongo que habrá que hacer algo
pero con cuidado estoy cuerdo aún
y las paredes de la jaula se estrechan,
no
¡no no no no! mejor impetuoso y sin bridas
con arrugas en las mejillas. 



     En cuanto pude me sumergí en un río frío
de algas verdes,
que pasaba por allí cerca.
     Aunque inencontrable.





     Cualquier otro en mi lugar
se preguntaría si todo esto es una casualidad,
yo en cambio no me lo pregunto
lo sé.
     Piérdete mocosa gacela
yá,
pero hace ya demasiado tiempo
pero
otra vez, otra vez hace ya demasiado tiempo
y posiblemente
posiblemente ésa sea la causa de que yo
yo
yo
ya no me encuentre en absoluto.
     Nada,
ni en el envés multidimensional de mi pellejo
en el que asombrosamente he descubierto pliegues
resquicios y agujeros negros que no llevan a ninguna parte,
ni entre los cadáveres innobles
cadáveres vergonzantes putrefactando por ahí afuera
mutuamente frotándose de miedo
educados y desangrados
en la Verdad y la Deslealtad decretadas para con los niños salvajes.
     Hoy ya solo puedo pegarme un tiro
o desear la Gloria Total con pasión inestable.



     Bajo el puente la noche las sombras las estrellas
y pululando en sus celdas la chusma ante el televisor,
mañana me triturarán
poniéndome entre dos piedras,
no es broma
yo a veces soy como éllos
y he comprendido muy bien que hay un sospechoso ruido interior
intensificándose con el paso de los años.
     A veces
me tienta esta sobrecarga psíquica
se hace tan pesada que dan ganas de bajarse los pantalones en la plaza pública
y en arrebato agarrar una maza
de esas que utilizan los obreros para derribar paredes
de ladrillo macizo,
y liarse a golpes con la cabeza grasosa y llena de rulos
de ésas señoras gordas.





     ¡Para qué!
hoy ya ni hablo
floto
escupo.
     Preguntadle a mis hermanos, a mis amigos, a mis chicas
preguntadle a mis padres si queréis
si, sobretodo a mis padres
ellos quieren lo mejor para mí y os confirmarán las sospechas,
además
una extraña enfermedad me ronda
desde hace algún tiempo y supongo que acabará ya conmigo en un plazo
no muy largo.
     Que triste,
soy visto por las calles como un trozo largo de carne
con ropas de colores
¿a que no lo parece?
pues bien, barrigas ¡la huelo!
la huelo y no es un símbolo.
     Es un tópico
diréis, 
al fin y al cabo todos los poetas quieren deshacerse en el crepúsculo.
     ¡Ahora bien!
es algo absolutamente objetivo
y evidente
que la atmósfera ligeramente húmeda que me rodea
es el mundo y la nostalgia íntima
negra
telúrica y profunda de las axilas de Carolina.



     Veo
estáis matando a mi hermano.
     Os desprecio y os combato
no es nada personal
conmigo no pudisteis ni podréis nunca,
pero mi hermano de nueve años ya no sabe jugar
sin pedir permiso.
     Y lo que es peor 
ya no se atreve
a reírse del temblor constante de vuestras manos.
     Y todo esto me enfurece.
     Ver el abajo
desde aquí en la pared de la montaña con las manos desolladas
.....he de seguir. Atormentante esta roca que lentamente me viola
el miedo ametrallador en el estómago otra quemadura en mis dedos
que no se agarran.
     El alcaloide del miedo implosiona en la madre
que no me abraza.



     Lo fundamental es no perder la calma
ante todo que no me duelan las muelas y el estómago,
esas cosas
me hacen pensar
que Ella no me quiere.
     Bien, calmado
ahora hay que concentrarse en la contemplación obsesiva
quizás un tanto idiota, de la mosca
correteando negra en su mundo sobre la pantalla eléctrica,
o bien
en el aroma que olfateo practicamente contra mi voluntad
y que me hace sospechar que habrá verdura viscosa para cenar.
     Me agarraré a estas dos opciones como un naufrago
agotado desesperado
que no sabe nadar y se abraza al trozo de madera errante
que flota podrido.

    

    

4 comentarios:

  1. como la belladona, como desnudarse con la arena escurriendo el cuerpo con el sutil cuchillo del aire, golpearse, navegar y la noche puta ofreciendo sus pechos y beber porque la sed empezó cuando conocimos la primera la palabra, eres tú de lo ebrio.. tu ira, tu zarpazo sobre el papel, insemina el hambre.

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  2. Palabras que rabian belleza, versos cortantes, lectura en explosión constante. Un placer para los sentidos leerte
    Salud Leonardo

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  3. Sangro ese espacio contigo (no sé escribir, pero no me arredro, escribo)
    nunca he pasado de largo ante un grito.
    Lo poco puede ser nada, y aún nos sobraría...

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  4. Releo y revivo. Tu poesía me acerca más a ti y a tu vivencia que a la palabra que la sustenta. A medida que leo, el texto desaparece mostrando un mundo vivo veraz y concreto. No hay palabras ni abstracciones de relleno, desde el principio al final, cruda experiencia sangrada, un espacio todo cuerpo.


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