domingo, 24 de junio de 2012

HEATHCLIFF



                                                                                     A EMILY BRONTE
                                                              I


     Las estrellas y Ella,
¿más? no
bueno, también mi carcajada sobre los hombres que terminará con mi muerte
sospecho que pronto,
éres un monstruo ¿algo más?
no.


      La vida es bella
aunque lo pase mal aveces porque
la vida es fea y llena de tierra, pero ¡Fuerza!
Leonardo
cada día éres mas guapo
si antes te gustaba el Sól te gusta ahora el alma
de la noche oscura, te apasiona la sangría
chorreando
gota a gota y por las bravas,
hasta la última.
        La gente me da asco 
no un asco metafísico o espiritual
carezco de nobleza y actualmente soy la misma pestilencia, mi
asco
es mas bién auténtico como si al abrir
la puerta de mi habitación percibiese un olor a cadaber en descomposición
la vida es bella
como una mutación
con sus niñitas colegialas y toda ésa putrefacción a su alrededor
sus pretendientes
las chimeneas los botones los automóviles y las flores
en el jarrón,
¡fijaos en el jarrón por un momento! :


¿yá?


bien, yo me introduzco en el poema agarrrrro el jarrón ¡lo levanto!
y lo suelto
estrellándolo con rabia contra el suelo.


       Cathy cimarrona
conduce camiones pelea con los hombres, rubia romántica
nativa primogénita de los montes.




                                                                
                                                            I I


      Fuego en el motor de arranque, las balas
orgulloso como un tanque, la pena
arde en el parque
por lo ocurrido con las hadas, sigo recto y drogado
bombardeando
aplastando súbditos y alambradas.


      Opto por el cuchillo y el caballo
el "delirium tremens" del chiquillo que lo muerden y se arranca,
los gitanos mas viejos
de los que aún hacen fogatas saben de que hablo
y me cuentan venganzas.


       Cathy quién.


       Quién es el torero
quién es el caló al que tengo que matar y con qué
navaja pistola o a bofetadas
quién juega a la Muerte con mi baraja marcada, frente a frente
o por la espalda.


        Quién.




                                   
                                                            I I I


      Postráos
votantes,
o mejor largáos, podríais tropezar y mataros aquí
en las cumbres borrascosas.


      Una rosa
de verdad, una rosa de verdad
con agujeros rojos,
ésta mujer es mi bandera
cosida con sus trozos
de Oro: el tenso
olor de sus huecos en mi tercer ojo, pedazos y pedazos
de sus caderas y sus pechos, entre otros.
      Me
sale Guerra por el cuerpo el ansia de a
garrrrrrarrrrrrrr
te
con la propiedad de mis garras
¡olé ahí con dos cojones! y a tomar por culo la Justicia
y el Dinero.
      Poseerte
el Mundo por montera no hay mas prioridades
quemarme y fundirme con la bola de Fuego que éres
cuando callas hasta cuando hablas, hasta........ ¡sí!
porqué no
hasta la Muerte, ¡lo es Todo!
la bola incandescente.
      
      Lo Fuerte
y más.


      Reina mía
sé lo que éres sin miedo
por ser quién eres y contra todos: sé Reina
y sé mía
la raza de batracios que nos rodean están pidiendo a gritos ser exterminados,
ven con tu Heathcliff
hemos de reconquistar nuestro castillo
sitiado por palas y rastrillos,
Reina mía ésta noche estaré esperando
tu peligrosa llamada...........


por supuesto en la ventana.






                                                              I V


      Que no.
      Yo no soy del redil
escucha:
hablo poco y en lengua estranjera
gruño inconcreto como las fieras como los rojos cangrejos
asados,
mi lengua revienta las palabras por los cuatro costados.
      Piensa es ésto cuando te diga:


te quiero


escucha en las montañas un mazazo cósmico y seco
y su eco en los valles,
la inquietud y perplejidad de los pájaros que se miran entre sí 
en el momento del silencio.
      Hagámonos escabechina
agonicemos ámbos con el cuello agujereado por los colmillos del otro
así abrazados largo tiempo, inseparables desangrándonos en el desierto
en la olla en llamas bajo el cielo amarillo
así pasen varios siglos por los siglos de los siglos
de la Eternidad
hasta que llegue ¡que llegará! la feroz ráfaga de viento
que nos eleve directamente al Sol.


















      








                                                       

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